Empiezan a bajar unos coches y aún llegan otras personas con intención de hacer el torrente con nosotros. Les planteamos la situación de que podemos encontrar mal terreno y eso les hace echarse para atrás. Para otra ocasión nos dicen.
Terminamos de hacer el movimiento de coches de rigor y a las 9 estamos prácticamente listos. Según cuenta Tomeu (nuestro guía hoy) mientras estábamos dejando los coches en La Calobra le volvieron las dudas de hacer o no la excursión. Un grupo de 40 o 50 personas ha subido del torrente y lo ponían bastante negro.
Al final nos decidimos y a las 9:10 empezamos la bajada los 18 que componemos el grupo (2 niños incluidos). Pasamos al lado de los terrenos de labor y dejamos la piedra foradada a la derecha. Esta vez no nos paramos en ella, ya que preferimos aprovechar la calma que tenemos en ese momento. Calma que no dura mucho pues se pone a chispear al poco tiempo. Echamos mano del chubasquero, los que lo tienen, y seguimos adelante. Tenemos ya enfrente las grieta que forma S'Entreforc. A la derecha el antiguo cuartel de carabineros (de lejos parece bastante avanzada la rehabilitación que están haciendo) con la mole del Puig Roig y las casas de Cosconar incrustadas en él. Veinte minutos de marcha y hacemos la parada de costumbre para comprobar que el eco del torrente sigue en perfecto estado y funcionando correctamente.
Por detrás de nosotros se oyen voces que indican que otro grupo está bajando. Ha dejado de llover afortunadamente, pero el terreno está mojado y hay que ir con cuidado. Por desgracia ocurre el primer imprevisto de esta excursión. Un resbalón hace golpear con la cabeza en una piedra a una compañera de nuestro grupo. Unas gotas de sangre hacen saltar la alarma. Por suerte ha sido una herida pequeña. No tenemos botiquín pero el grupo que viene detrás sí que tiene un poco de betadine y unas gasas y podemos curar la herida. Desde aquí damos las gracias a ese grupo, los Bous Bufats, por su ayuda desinteresada. Por suerte dejaron ese día las bicis y bajaron al torrente. De nuevo, muchas gracias.
El resto de nuestro grupo está ya en el lecho del Torrent de Lluc, adonde llegamos los rezagados a las 10:30. Nos dirigimos hacia S'Entreforc pegados a la pared de la izquierda, aunque algunos les da por empezar a saltar entre las piedras antes de tiempo, bajando ese tramo del Torrente de Lluc por el mismo cauce. Un cuarto de hora después llegamos a S'Entreforc donde paramos un rato para merendar. Poco tiempo, pues el tiempo aguanta y hay que aprovecharlo. Las rocas están secas como si no se hubieran enterado de la lluvia que había caído poco antes, aunque también es posible que ahí no haya llovido nada.
Retomamos el camino a las 11:00, rodeando el primer tramo delicado, Sa Llosa, al principio por la derecha y después dejándonos resbalar o aprovechando los escalones picados en la piedra inclinada. Arriba, en la pared de la derecha, vemos la entrada más o menos rectangular de la Cova des Soldat Pelut.
Justo después de Sa Llosa toca el primero de los pasos complicados, el Gorg des Cingles, que salvamos sin mayores problemas. Salvamos otro paso donde, por seguridad, utilizamos una cuerda que ha traído nuestro compañero Rafel. También lo pasamos sin mayores complicaciones. Sin embargo nos vamos encontrando una serie de charcos a nuestro paso que en condiciones normales no deberían de haber estado. Se pueden evitar sin muchos problemas, cuando de pronto llegamos a un punto donde se nos planteará un nuevo dilema. Creo que es en el llamado Gorg des Capellà, donde el agua cubre unos 50 ó 70 metros de cauce de lado a lado. No sabemos cuanto cubre ni si hay zonas mejores o peores para pasar. Unos excursionistas, al otro lado del charco, nos dicen por donde han pasado para no meterse en la zona mas profunda. Dicen que el agua llega un poco por debajo de los hombros, aunque claro, eso depende de la altura de cada uno. No las tenemos todas con nosotros, y yo el primero. Por un lado me seduce la idea de pasar, pero por otro lado pienso en los gadgets electrónicos y en la posibilidad de que se escacharren. Lo que está claro es que si pasamos no habrá vuelta atrás. Cuando en la entrada anterior comentaba que después de haber hecho el torrente muchas veces siempre había algo de él que me sorprendía, no esperaba encontrarme con esto. Nunca, excepto una vez (por no recordar el paso), había tenido necesidad de meterme en las pozas. Aquella vez fue en uno de los últimos gorgs (el Gorg de sa Figuera o el Gorg Dolç). En esta ocasión tenemos el contratiempo antes de la mitad del recorrido. Hay que decidirse si pasamos o no y al final optamos por hacerlo con gran alegría... para los niños.
Toca el engorro de descalzarse, cambiarse de ropa poniéndonos el bañador, guardarlo todo en la mochila y con ella sobre la cabeza ir pasando. El agua está fría, bastante fría, aunque si hubiera hecho sol nos hubiera parecido más fría todavía. Por desgracia algunos no pueden evitar el chapuzón de cuerpo entero con caída de la mochila en el agua. Así vamos pasando, de uno en uno, para después, en la otra orilla, vuelta a vestirte, a calzarte, etc., etc. En esos momentos son las doce y cuarto.
Pensando en la aventurilla pasada y que ya no nos podría ocurrir nada más, continuamos el descenso, a veces por el cauce, a veces rodeando un poco por las orillas, a veces haciendo contorsionismo en ciertos pasos. A la altura del Gorg de la Figuereta (desconozco si la higuera que le da nombre es una a la que le hice una foto y que de forma increíble salía de una roca) ya vemos la Cova del Romagueral, con su característica forma de pera o de campana a la que llegamos a la una menos cuarto. A partir de aquí nos adentramos en la parte más estrecha del torrente, lugar donde se sitúa el Salt des Soldat Pelut.
Con sol y a ciertas horas, este tramo con los claro-oscuros que se forman y la vegetación colgando de las paredes es realmente fascinante. Hoy, con el cielo nublado no lo es tanto pero sigue impresionando ver las señales del nivel que puede tener el agua y que nos cubrirían con creces. Llegamos al paso de Grassos, estrenyiu-vos, a la derecha del cauce, donde con la ayuda de Tomeu, que nos indica donde poner los pies, lo salvamos sin mucha complicación. Pero al llegar al siguiente paso, en el Gorg de sa Creu, por la izquierda, una nueva sorpresa. Otra vez vemos que el agua nos cierra el paso. Nuevamente están las personas que nos indicaron por dónde pasar anteriormente y esta vez nos dicen que aquí no hay tutía, que no se hace pie y hay que nadar se quiera o no se quiera. Por suerte podemos pasar las mochilas por el otro lado del paso dejándolas caer para que la recoja otro compañero y, sin impedimentos, poder atravesar a nado los 20 metros que nos separan de la otra orilla. No acabamos de calzarnos de nuevo y andar un poco para, en seguida, casi aún con los pies mojados, nuevo paso por el agua, en el Gorg des Degotís. Esta vez hacemos una cadena para pasar las mochilas hasta la otra orilla aprovechando unas rocas más o menos cerca de la superficie (un hueco bastante ancho entre ellas dificulta ir andando con la mochila a cuestas, por lo que el chapuzón no nos lo quita nadie). En esos momentos ya nos da igual lo que podamos encontrar. Al principio puedes tener más o menos reparo, pero a estas alturas ya poco te importa. Si no fuera por las cámaras de fotos, teléfonos y similares, la verdad es que estaría siendo una gozada. Bromeamos con comentarios del trabajo que le ha llevado a Tomeu llenar esas pozas que si con camiones que si con una manguera.
A eso de la una y media llegamos a Es Degotís, que en esta ocasión gotean como nunca antes había visto. Pero esta vez no les hacemos prácticamente ningún caso. No ha sido un día de calor y ya bastante remojados estamos. Creo que es la primera vez que no he bebido o me he refrescado con el agua de esta fuente.
Aún hemos de pasar un último gorg, aunque esta vez no es necesario quitarse la mochila de la espalda, pues el agua solo llega a las rodillas. Sólo la incomodidad de quitarte las botas antes y ponértelas después. Estamos en el Gorg de sa Figuera, y en seguida llega el Gorg Dolç, donde evitamos otro remojón aprovechando un madero entre dos piedras.
Una hora después de Es Degotís llegamos a S'Olla, ensanchamiento del torrente justo antes de su desembocadura. Sanos y salvos, quitando alguna que otra caída (afortunadamente sin consecuencias; ¿verdad, Joana Maria y Kika?) y varios chapuzones. Una trinchera con agua nos corta el acceso a la playa. La mayoría nos quedamos antes. Ya no hay ganas de más remojones aunque algunos sí que pasan llegando hasta la orilla del mar que ese momento estaba muy agitado.
Como dije, el Torrent de Pareis siempre tiene alguna sorpresa, y esta vez han sido las pozas con agua que han puesto la guinda a la excursión. Ocho de nosotros hacían el torrente por vez primera y seguro que lo recordarán toda la vida. Y está claro que si para otra vez que vayamos me entero de que nos vamos a encontrar con agua, dejo de lado aparatos electrónicos y cosas de valor y a disfrutar como un enano.
Si buscais en el google 'Bous Bufats', podréis ver un vídeo suyo que muestra cómo pasaron ellos (igual a como pasamos nosotros). En sus fotos podéis ver cómo curaron a nuestra compañera.
A nuestros álbumes podéis acceder picando en las fotos siguientes.
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