Pero como decía las condiciones meteorológicas no eran las adecuadas y la lluvia y la niebla han sido factores determinantes. Esa zona no puedes recorrerla sin buena visibilidad; un despiste puede tener graves consecuencias. Y después está el terreno que, mojado, siempre es peligroso.
Por tanto, una vez reunidos los 15 que a las nueve decidimos cambiar el destino. Nos decidimos por la Mola de Tuent. Una excursión sencilla en caso de que siguiera haciendo mal tiempo, y con posibilidad de cobijo en la torre de vigilancia, pero que nos serviría para 'quitarnos el mono' en caso de que mejorara.
Nos dirigimos en procesión motorizada hacia el Coll de Sant Llorenç y la ermita del mismo nombre a la que llegamos a eso de las nueve y media. El tiempo seguía inestable, aunque ya no se notaba tanto la niebla que la teníamos sobre nuestras cabezas. Continuaba, sin embargo, chispeando, aunque débilmente.
Al haber reducido la excursión decidimos hacer la merienda antes de empezarla, así también alargaríamos un poco el tiempo entre ésta y la comida. Demoramos el inicio de la marcha media hora mientras dábamos cuenta de los bocadillos y a las 10 empezamos la subida rodeando la ermita por un sendero que va por su izquierda.
El sendero no tiene pérdida y va ganando altura suavemente por entre carrizos, jaras y romeros. No tiene tampoco complicaciones exceptuando un pequeño escalón que se salva con la ayuda de un pasamanos de acero y unos escalones de hierro clavados en la roca. Luego de este paso no hay más dificultades. Sólo ir continuamente ascendiendo por la ladera de la Mola de Tuent.
Las hierbas están mojadas de la lluvia caída, pero esta situación va cambiando pues el cielo se va despejando poco a poco y el sol empieza a asomar secando la vegetación. Las vistas se van ampliando cada vez más a nuestro alrededor. El llogaret de Sa Calobra a nuestros pies hacia el este, Cala Tuent hacia el oeste y las laderas del Puig Major a nuestra espalda, al sur. Nosotros seguimos ascendiendo en dirección norte.
De esta manera llegamos en una hora a la ermita y a la caseta refugio de la Mola de Tuent. La torre de vigilancia está un poco mas arriba. Desde la misma ermita las vistas son maravillosas y mas aún teniendo en cuenta que el cielo está, al menos por nuestra zona, prácticamente despejado. Subimos hasta la torre, que tiene la forma y disposición típica de las torres de vigilancia que rodean a Mallorca; cilíndrica y con una entrada a cierta altura a la que se accede actualmente por unos escalones de hierro clavados a la pared de la torre. Un corto pasillo separa esa entrada de una estancia circular abovedada con una chimenea justo frente a la entrada. Una escalera de caracol interior accede a la terraza de la torre donde descansa un cañón de hierro. Desde esta terraza vemos el este todavía dominado por las nubes. El oeste sin embargo está claro distinguiéndose el Puig de Bàlitx por detrás del Coll de Biniamar y la Torre de Na Seca. A su izquierda toda la crestería de la montaña de Montcaire. En la costa se intuye la línea del Camí de sa Costera (no se ven las casas de la fábrica de electricidad cercanas a la Font des Verger). En primer término el Morro des Forat con la torre del mismo nombre y Cala Tuent.
A lo lejos vienen hacia nosotros unas nubes muy densas mientras un buitre pasa por encima de nuestras cabezas. Las nubes no son de agua pero pronto nos rodea una niebla bastante densa que nos hace bajar a la estancia de la chimenea. Unos cuantos troncos dejados por otros excursionistas nos invitan a encender un fuego para calentar un poco el ambiente. No parece en principio mala idea pero el mal tiro de la chimenea hace que nos arrepintamos un poco mas tarde apagándolo. Aunque sea pronto aprovechamos para comer.
Tras la comida vemos que las nubes han pasado dejando una atmósfera limpia. Bajamos de la torre y vemos en todo su esplendor toda la costa este que no pudimos ver anteriormente con el Morro de sa Vaca en primer término, el Morro d'en Bordils con la Torre de Lluc en su cima y los sucesivos Morro d'en Llobera, Musclo des Llorers y Punta Beca. Más hacia el este la grieta que forma el Torrent de Pareis. Detrás las cimas de la Roca Roja y el Puig Roig. Dominando el sur está el Puig Major, y la serpenteante carretera que baja a La Calobra desde el Coll de Cal Reis.
Empezamos el descenso que lo haremos por el mismo camino de subida. Por suerte el sol ha secado todo signo de humedad del terreno y podemos hacer la bajada sin miedo a patinazos.
Apenas han sido tres kilómetros y 2 horas escasas de marcha. No se ha podido hacer la excursión prevista, pero hemos podido disfrutar de las vistas de este privilegiado observatorio.
De CMP Mola de Tuent |
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