A las nueve estamos en la rotonda siguiente al túnel de sa Mola (entre Sóller y el Port de Sóller). Allí nos espera el autocar. Si, repito: el autocar. Habéis leído bien. Es la primera de las novedades de hoy. Dicen los veteranos de Santueri que por primera vez un autocar nos llevará al punto de salida. Poco a poco han ido llegando todos y algo después de las nueve y cuarto emprendemos, con el autocar al completo (25 adultos y un niño, en este caso una niña), camino a La Calobra que será el lugar de partida. Esa es la segunda novedad. Normalmente las etapas de la vuelta a Mallorca las hemos ido haciendo en sentido de las agujas del reloj. Pero esta vez, por cuestiones logísticas la haremos en sentido contrario. Es más fácil que un autocar te lleve a un sitio a una hora concreta de la mañana, que quedar con el a una hora determinada de la tarde y que cualquier contratiempo puede hacer que uno u otro no estén a esa hora. Así que lo más cómodo era dejar los coches en un aparcamiento del Port de Sóller e ir en autocar a La Calobra. De esta forma solo dependemos de nosotros mismos.
De modo que con optimismo por un lado y preocupación por otro (el autocar parece que no puede con toda la carga; para otra vez dejaré los bastones en casa) disfrutamos del cómodo viaje durante la hora siguiente. Una vez llegado al punto de partida y saldadas las cuentas con el conductor empezamos a caminar carretera arriba. Son las once menos veinte, casi hora y media mas tarde que lo que solemos empezar.
Nos desviamos por un camino asfaltado a la derecha que nos deja en poco tiempo en las casas de La Calobra, un coqueto rincón de nuestra sierra. Seguimos la ascención hacia el Coll de Sant Llorenç, el último tramo bastante empinado, al que llegamos media hora después de iniciada la marcha y donde nos detendremos para merendar.
Reanudamos la travesía por carretera en dirección a Cala Tuent. En teoría hay un sendero que ataja la carretera, pero no está muy definido y nuestro guía, Jaume, opta por seguir por carretera. Poco antes de llegar a la cala, nos desviamos hacia el restaurante Es Vergeret cuyo aparcamiento atravesamos. Desde ahí hay posibilidad de ir directamente hacia el Coll de na Polla y el camino de Sa Costera, pero nosotros nos desviamos hacia el Morro des Forat y la torre del mismo nombre a la que llegamos por un cómodo sendero, con bellas vistas sobre Cala Tuent, a eso de las 12 y media. Algunos quedan en el collado próximo atravesado por una pared medianera con un portillo en el mismo collado. La torre no se ve casi hasta que estamos al lado de ella. Está en estado muy ruinoso y cualquier intento de subir a ella es un peligro.
Después de haberla visto y de visitar sus alrededores, regresamos al collado que hemos dejado atrás con algunos compañeros. Desde allí subimos al Coll de na Polla siguiendo la pared medianera (sureste), a veces sobre ella, a veces dejándola a la izquierda. De momento vamos bien. La ruta está siendo fácil y sin complicaciones y el tramo que viene a continuación también es un cómodo paseo. Frente a nosotros tenemos el Morro de Cala Roja con Es Castellot como punto más elevado. A su izquierda, el Coll de Biniamar. A su derecha, la Torre de na Seca, próximo objetivo de nuestros pasos.
El sendero está bien transitado y no hay pérdida posible. A ratos incluso se ven restos del antiguo empedrado. A los tres cuartos de hora dejamos a la izquierda el desvío que baja hasta la Font des Verger y las casas de Sa Fàbrica. Vamos dejando atrás el Morro de Cala Roja y la Mola de Tuent. El camino entra en dominio del encinar y poco a poco se va empinando, indicando que empezamos la subida al Coll de Biniamar al que llegamos a eso de las dos y media. Al collado llega un camino ancho por el que se puede acceder en coche a las casas de Sa Costera, a nuestra derecha. El camino viene de Bàlitx d'Avall cuyo desvío encontramos al poco tiempo. Allí Jaume nos explica que la parte que nos queda por recorrer es bastante dura y que hay posibilidad de volver a Sóller por Bàlitx, más corto y más cómodo que por donde vamos a ir. Joan y Aina deciden ir por el. Alguno de nosotros nos acordaremos de esa decisión por ellos tomada y a ratos la envidiaremos (a ratos no). Dejamos el cruce de Bàlitx atrás y vamos rodeando Es Castellot hasta encontrar las fitas que marcan el ascenso (una flecha hecha con piedras en el suelo indica el punto de subida) hacia la Torre de na Seca a la que llegamos a las tres de la tarde. Buena hora para comer.
Desde la Torre de na Seca se domina toda la vaguada de Bàlitx d'Avall, atravesada por el Torrent des Llorers (o de na Mora a partir de Bàlitx d'Avall) procedente de Moncaire, hacia cuya desembocadura iremos poco después. Vemos hacia el sureste el Penyal des Migdia y la Serra de Son Torrella, el Puig de sa Bassa al sur, el Camí de Bàlitx y el Puig de Bàlitx hacia el suroeste. La Torre de na Seca está en un poco mejor estado que la visitada anteriormente (la Torre des Forat), pero tampoco está para tirar cohetes. Lo mejor de todo es la vista que se divisa desde ella.
El trozo que viene ahora es el más delicado de la excursión. La bajada desde la torre al Torrent de na Mora. No hay un sendero definido, o al menos yo no lo vi, y hay que estar muy atento a las fitas que marcan la ruta y que conviene seguir con atención, aunque parezca que en ocasiones vayamos hacia atrás. Iniciamos la bajada pasadas las tres y media. El descenso se hace duro y alguno de nosotros va quedando rezagado. Yo tampoco voy con muchas alegrías y algún traspiés y tropezón hace que me lo piense en algún punto delicado; lo mejor es poner sin complejo el trasero en el suelo y bajar de esta forma con mas seguridad. Al ir más lentos nos tenemos que ir agrupando de trecho en trecho y vamos más despacio. Así, bajando con cuidado y esperando a los últimos vamos poco a poco llegando al cañón que forma el cauce del torrente cerca de su desembocadura. Poco antes de llegar a él giramos un poco hacia la izquierda para atravesar el cauce del torrente, ahora sin agua. Llegamos a el a las seis menos diez. Casi dos horas y media de bajada por un terreno lleno de carrizo que te hace tropezar, de piedras afiladas que te cortan las manos (he de tomar nota de los guantes como hacen algunos de nosotros) y de arbustos que tienen la mala costumbre de mover sus ramas para trabarte las piernas e impedirte seguir adelante. Eso sin hablar de la carga y el esfuerzo que sufren las rodillas.
Por suerte terminada la bajada empieza el ascenso hacia el Coll de Cala Ferrera por el Pas de na Cordellina. Hemos dejado a la derecha el tramo final del Torrente del que apenas divisamos como se encajona entre las paredes. Se ven en ellas algunos equipamientos (cuerdas y clavijas) para ayudar en la bajadas de los gorgs. Nosotros ascendemos por una pequeña vaguada que baja del Puig de Bàlitx que tenemos delante (hacia el suroeste). El sendero vuelve a estar bien marcado por las idas y venidas de otros excursionistas. Poco antes de llegar al collado dejamos a la izquierda el sendero por el que pasando por el Pas de s'Heura y sa Tanca des Bous llegaríamos hasta Bàlitx d'Amunt.
En el collado volvemos a esperar un poco a los rezagados. Seguro que Miquel se ha estado acordando de Joan y de Aina que atajaron hacia Bàlitx antes de llegar a la Torre de na Seca. Yo mismo me he acordado de ellos más de una vez.
Son las siete de la tarde. Nos queda una horita más o menos hasta llegar al Port. Por suerte, las previsiones que había de que lloviera por la tarde no se han cumplido y que hubieran hecho la bajada desde la torre algo infernal (aunque seguro que habríamos abortado tomando también el trazado alternativo por Bàlitx). Por el contrario nos ha tocado sufrir un sol de justicia. Pero en bajadas delicadas, es mejor sol que lluvia. Decidimos que el grupo irá a ritmo normal y que Miquel vaya a su ritmo (acompañado del otro Miquel). Al llegar al puerto irán a buscarlo hasta donde permita subir con el coche. Bajamos del collado pasando bajo las paredes extraplomadas del Cavall Bernat des Joncar. Unos cuantos han tomado la delantera. Otros nos quedamos un poco atrás. En un momento dado hay un desvío a la derecha y no sabemos si hay que seguir por él o no. Seguimos el sentido de la marcha (suroeste; por el desvío es posible que se llegue a la Font des Joncar, casi al borde del mar). El camino se ha hecho mas suave, casi llano, y mientras vamos sorteando troncos de árboles caídos, nos acercamos poco a poco a la altura de s'Illeta y a las primeras edificaciones. El sendero se hace mas ancho y ahora es al Penyal Bernat (otra pared extraplomada) al que nos acercamos. Si alguien puede indicar el porqué de esté nombre tan habitual en este tipo de accidentes lo podría indicar para que todos lo sepamos.
En poco tiempo pisamos asfalto. Dejamos a la derecha la Torre Picada y a las ocho de la tarde llegamos a los coches y al bar donde la cerveza (con o sin limonada) pasan sin darnos cuenta y sin ningún remordimiento de la jarra al estómago.
Para mi la excursión ha sido fantástica. Como dije al principio: dura. Sin tener mucho desnivel, es una auténtica etapa de montaña que no tiene nada que envidiar a otras mas montañosas. Según el GPS han sido más de 21 kilómetros. De las mas largas que he hecho con el grupo, recorridos en casi 9 horas y media (de andar efectivo habrán sido entre 7 y 7 horas y media).
Durante la excursión hemos estado comentando si el recorrido realizado hubiera sido más cómodo de haberlo hecho al revés. Bien es cierto que la subida a la Torre de na Seca desde el Torrent de na Mora habría sido de órdago, pero una vez hecha, el resto había sido más llevadero. Quien sabe. Queda entregado el testigo a aquel que quiera tomarlo y que nos cuente su parecer.
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