Poco a poco, coche a coche, van llegando. Algunos llegan a pie, ya que viven en Esporles y no han tenido casi que madrugar. De todas formas, hay que coger coche para llegar al lugar de salida real, en la zona de Sobremunt (un poco pasado Es Verger). Hacia allí vamos en procesión motorizada los 25 excursionistas que nos hemos juntado. La excursión es hacer el Pas de Na Lluïsa, subir a la Fita del Ram, acceder a la segunda cima situada algo más al norte y visitar lo que se pueda de la Cova dels Ermassets. Finalmente, bajar por otro camino al lugar donde tenemos los coches.
Una vez de nuevo organizados, puestos en marcha los GPS, preparados los bastones y apretados los cordones de las botas, emprendemos la marcha por una pista de tierra que recorre la ladera sur de la Fita del Ram. Pasan unos minutos de las nueve y media y pronto dejamos a nuestra derecha un desvío por el que regresaremos a la tarde. La pista es prácticamente llana, siguiendo la curva de nivel de la montaña que tenemos a la derecha. Dejamos a la izquierda las casas de Ca na Lluïsa (¿son las que dan nombre al paso que cruzaremos mas tarde?) y un poco después encontramos unos burros sueltos que se acercan curiosos a nosotros y se dejan (uno de ellos) acariciar. Seguimos yendo por la pista y vemos unos bancales bien cuidados y los jardines de S'Hort des Pouet. La pista sigue a la derecha pero nosotros la dejamos siguiendo de frente por las antiguas terrazas ahora abandonadas a su suerte con bastante maleza y pinos caídos por los temporales que nos obligan a hacer ejercicios de contorsionismo y equilibrio. Vamos poco a poco ascendiendo por dichas terrazas en dirección a unas antiguas construcciones (una antigua ermita dicen que es) en ruinas. Poco antes de llegar a ella hay que destacar un gran pozo de piedra, ahora seco.
En esa antigua construcción en ruinas, apenas quedan las paredes en pie y sin ningún adorno que destacar, aprovechamos para merendar. Son las diez y cuarto y de momento lo que estamos haciendo es un paseo en comparación a otras excursiones. Tras la merienda retomamos la marcha rodeando las ruinas (dejándolas a la derecha) y subiendo por la ladera por un sendero algo perdido aunque se ven rayas y puntos y flechas rojas (no sé para qué tanta marca). Aquí la subida se acentúa, pero no mucho y además aprovechamos antiguas escaleras hechas en los mismos bancales. Se me ha olvidado poner el GPS en marcha, pero tampoco debería ser muy complicado llegar al Pas de Na Lluïsa desde las ruinas. Cuando ya estás pegado a la pared del acantilado, hay que seguir por una cornisa dejando la pared a la derecha y tras una revuelta el sendero se interna en una grieta entre dos moles de piedra. Es el Pas de Na Lluïsa por el que nos internamos en ascenso. No tiene ninguna complicación pero sí es bastante espectacular a pesar de la brevedad del mismo. Una vez superado estamos en la zona del Pla de Sobremunt, un altiplano al sur de la Fita del Ram, en un mirador natural sobre el valle de Superna. Al fondo tenemos la Serra des Puntals y la Mola de Planicia. Hacia el sur el Puig de Galatzó domina el paisaje. Mas lejos, al fondo en medio del mar, se distingue débilmente la silueta de Ibiza. Si. El día está lo suficientemente claro para poder distinguirla, aunque para mi no es mas que un borrón oscuro en medio del mar. Hacia el noreste, sobre la línea del acantilado, se ve la ladera final de la Fita del Ram.
Dejamos de momento los acantilados a la izquierda y nos adentramos en el Pla de Sobremunt por senderos apenas visibles. Hay que tener las ideas bien claras de a dónde se quiere ir pues la gran cantidad de senderos de carboneros que hay en la zona hacen de ésta un lugar ideal para perderse. No puedo decir muy bien de por donde fuimos pues de tanto en tanto cruzábamos otros senderos unos mas anchos que otros. En ocasiones pasábamos por antiguos ranxos de carboneros con hornos de pan todavía en buen estado de conservación. A eso de las once y media pasamos por la Coma de ses Edges y pasando al lado de un avenc bastante profundo. Volvemos de nuevo a subir ladera arriba en dirección norte. Cruzamos un sendero que mirando en casa la ruta realizada pasaremos mas tarde a la vuelta. Y de esta forma dejándonos llevar por el guía llegamos casi sin darnos cuenta a la Cova dels Ermassets, a la que llegamos a la hora del Angelus. Antes nos hemos acercado a otro balcón natural que da vista a la bahía de Palma.
Aquí pararemos a comer, pero antes iremos hasta la cima de la Fita del Ram que tenemos a escasos 10 minutos hacia el noreste. Allí nos hacemos las fotos de rigor y disfrutamos del panorama que nos rodea. La llegada a la cima tiene, para mi, uno de esos lugares fantásticos que hay que guardar en la memoria y que la cámara de fotos apenas puede captar en toda su belleza: un bosque de encinas, sin sotobosque, con una alfombra de hojarasca cubriendo la tierra y bloques de piedra caliza sobresaliendo aquí y allí. Quizás para otros no sea mas que un ambiente mas, pero para mi fue lo mejor del día.
Dejamos la cima con su hito geodésico y bajamos por la canal de acceso habitual. Digo habitual pues es la que siempre he realizado las veces que he subido a esta montaña viniendo desde la ermita de Maristella. Pero nosotros hemos venido hoy de la parte sur y no hemos subido por ella. A nuestra derecha tenemos una pared de partió que seguimos en dirección norte sin atravesarla. Así llegamos a la segunda cima, con un mejor balcón natural que su hermana mayor. Abajo tenemos la ermita de Maristella. Un poco mas al este, aunque no se ve, está Esporles. Hacia el norte la Serra de Tramuntana, con la Mola de Planicia en primer lugar, después el Puig des Teix, la Serra d'Alfabia, el Puig Major (con nieve), el Puig de Massanella (también con algo de nieve), etc. En el lugar en el que estamos uno de los invitados del programa 'Tira Tira' (IB3) comentaba que esa es la verdadera 'Fita den Ram' y que en un punto de ese lugar (hay una roca con un agujero) se colocaba una fita (o un mástil) a modo de señal para delimitar su terreno.
Volvemos por nuestros pasos y mientras unos van de nuevo a la Cova dels Ermassets, nos desviamos unos pocos a visitar el pozo de nieve que hay en esta zona. Pasamos la pared de partió, que ahora teníamos a la izquierda, y en tres minutos llegamos a lo que queda de el. Está en bastante mal estado, pero tampoco se ha degradado mas de lo que recuerdo la primera vez que lo vi hace ya bastantes años. El encinar ocupa casi todo el terreno y del pozo solo quedan en pie las dos paredes de los extremos. Regresamos con los compañeros que ya están en la entrada de la cueva haciendo los preparativos para su visita. Es la una menos cuarto.
La entrada tiene un poco de pared a modo de portillo y justo después a la izquierda una pequeña pileta natural recoge el agua que gotea por el techo y paredes. Por la derecha nos adentramos en la cueva y tras un primer estrechamiento estamos en una sala por la que entra luz natural por una grieta en el techo. A partir de aquí la cosa se complica. No porque sea difícil transitar, pero hay que ir con cuidado evitando resbalones y procurando no meterse por ninguna grieta ni agujero. Hay un paso estrecho con una grieta a la derecha, después una rampa y luego saltos entre piedras. Simplemente hay que extremar las precauciones. Unos pocos se adentran más todavía en las entrañas mientras los demás vamos saliendo. Al final, dicen, hay un pozo y a partir de ahí ya se necesita equipo especializado para seguir adelante.
Esta cueva da nombre a un grupo de excursionismo de Esporles. Según dice la leyenda (Rondalles mallorquines d'en Jordi des Racó) el ermasset era un ser de mediana estatura, delgado, de color verde, con grandes orejas, ojos y boca, los brazos largos y manos con uñas afiladas y piernas pequeñas y ágiles. Su misión era guardar el tesoro que hay en la cueva que muchos han buscado y que todavía no se ha encontrado.
Tras la visita a la cueva toca la hora de reponer fuerzas. Lo hacemos allí mismo y a las dos emprendemos de nuevo la marcha. Ahora será ya todo bajada hasta los coches. Del mismo modo que a la subida, la bajada la hacemos por senderos apenas indicados. Se nota que es un sendero y en ocasiones hay fitas, pero es fácil despistarse. Mirando el track, se ve que vamos casi paralelos a la ruta de subida pero un poco mas hacia el norte. Al final llegamos a uno mas marcado que es el que tomaremos hacia la izquierda (suroeste). Es el que cruzamos por la mañana. Por el descendemos casi imperceptiblemente. El camino transcurre plácidamente entre el encinar recorriendo el Pla de Sobremunt. Después de un tramo en dirección sur volvemos a ir de nuevo hacia el suroeste hasta encontrar las primeras casas y carreteras asfaltadas de la zona de Es Campassos. Allí, a la altura de unos postes de telefonía, y un poco apartado de la carretera, hay un mirador sobre la zona de Es Verger, y desde donde vemos ya los coches que nos esperan y a los que llegamos unos minutos pasados las tres de la tarde.
La excursión termina tomándonos una cerveza, refresco o café en un bar de Esporles comentando la excursión.
Lamento no describir mejor el camino realizado. Hay muchos senderos por esta zona y todos parecen iguales. También hay muchas marcas de pintura e hitos aquí y allá para ir a diferentes sitios. Si uno va sin prisa esta zona es un buen sitio para 'perderse' y descubrir lugares nuevos y hermosos. Y cuando digo 'perderse' lo digo de modo figurado. Hay que tener también conocimientos de orientación e ir con mapas o aparatos que nos indiquen donde estamos, si bien aquí, tarde o temprano te encuentras con gente o con caminos mas transitados, por lo que lo único que puede ocurrir es tener que andar un poco mas de la cuenta.
Ha sido corta la salida de este domingo. Pero ha sido interesante. Si bien conocía parte de la ruta, la subida por el Pas de Na Lluïsa y recorrer el encinar del Pla de Sobremunt no lo había hecho nunca. Según el GPS han sido unos 10.5 kilómetros realizados en unas 4 horas de andar efectivo.
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