Con un cielo algo cubierto y con sensación de frío, a las nueve y cuarto empezamos la marcha atravesando el portillo en dirección al embalse de Cúber. Hoy Santueri es mas internacional que nunca, pues además de Esteve, ya habitual en nuestras excursiones, nos acompañan una pareja de alemanes amigos de Antonia. Nuestro guía es Martí Janer. En total vamos 18 excursionistas por la carretera asfaltada que nos acerca a la presa del embalse. Allí ya se convierte en pista. Dejamos el refugio de Cúber con la chimenea en marcha y unos cuantos coches aparcados (si todos los coches iban llenos no sabemos si habrán cabido todos) y seguimos en dirección suroeste ascendiendo hacia el Coll de l'Ofre. El camino no ofrece ninguna dificultad y la ascensión al collado se hace de forma suave. En casi una hora hemos hecho el recorrido. El viento sopla con fuerza (señal de lo que nos esperará por las cumbres). La vista del embalse cerrado por las montañas es fantástica. Del otro lado tenemos el valle de l'Ofre, que rodearemos por las cimas que lo cierran. Aprovechamos para merendar en un poco de abrigo que nos cubra del aire. Mientras algunos aprovechan buscando caracoles, los demás aprovechamos para descansar y comer antes de empezar el tramo fuerte de la ruta.
Veinte minutos mas tarde retomamos la marcha descendiendo por la pista en dirección a las casas de l'Ofre. No llegamos a ellas. Las dejamos a la izquierda. A la derecha vamos teniendo ya vistas del Barranc de Biniaraix y desde unos miradores vemos algunos giros del camino. En un giro a la sombra de una encina nos topamos con la marcha pausada de un 'caragol de serp' (Iberellus balearicus), endemismo mallorquín cuyo nombre ('serp') le viene por el dibujo de su concha. La conversación gira a que si es o no venenoso. Yo nunca he oído que lo fuera, pero la verdad es que no se cogen; puede ser por lo indicado o por lo pequeños que son. En seguida dejamos a la derecha la bajada hacia el Barranc tras una media hora de marcha.
El siguiente destino es la cima de Es Cornador Gran, y allá vamos ahora en ascenso al principio suave pero luego mas empinado. Dejamos un curioso peñasco puntiagudo a la derecha poco antes de alcanzar la caseta refugio que hay en la ladera. La vista del valle de l'Ofre es fantástica a la vez que bucólica. El Puig de l'Ofre, con sus laderas arboladas, domina el valle. Sí que es verdad que mientras otros picos están pelados, l'Ofre conserva la vegetación casi hasta su cima. Bien es verdad que no llega a los 1100 metros. Pero a su alrededor hay otras montañas similares en altura que están bien peladas. Una vez alcanzada la caseta, en proceso de reforma, seguimos un poco mas hasta la cima del Cornador Gran. Allí notamos la fuerza del viento, pero merece la pena aguantar un poco disfrutando del paisaje de la costa de Sóller. A nuestra izquierda vemos la cuidada finca de s'Arrom y los numerosos zig-zags de la carretera de acceso. No paramos mucho en la cima y empezamos la bajada hacia nuestro siguiente destino. Ha pasado casi una hora desde las casas de l'Ofre.
Deshacemos un poco lo andado y tomamos como referencia la cima que tenemos delante de nosotros. Es el Puig del Sementer Gran. Según lo ascendemos vemos hacia atrás el paisaje del valle de l'Ofre con el Puig de l'Ofre, los acantilados que cierran el Barranc, mas allá la Serra de Cúber y la Serra de Son Torrella, el Penyal de Migdia, el Puig Mayor, el Puig de ses Vinyes, el embalse de Cúber, el Puig de Massanella, etc. En menos de media hora hemos hecho el recorrido de un pico al otro y no nos cansamos de mirar a nuestro alrededor. Pararemos a comer en el Coll des Jou, del que nos separan unos tres cuartos de hora por terreno escarpado siguiendo las fites que hay por aquí y por allá. En el collado buscamos un abrigo al sol para comer y descansar.
Una horita después retomamos la marcha. Hay que subir la ladera escarpada que tenemos al este y que ofrece un paso que comienza en la pared de partió que cruza el collado para llegar al Puig des Coll des Jou. Tercera y última cima importante que hacemos hoy. Después de comer y con el estómago lleno la subida resulta fatigosa pero merece la pena alcanzar la cresta y echar un vistazo a la otra parte de la montaña, la que da al valle de Orient y al Pla de Mallorca. Las cimas del Puig de s'Alcadena y del Puig d'Alaró también destacan como últimos contrafuertes de la Serra. El viento sigue haciendo de las suyas y nos impide disfrutar mas si cabe de las vistas ya que se hace un poco incómodo estar tan expuesto. Bajamos del Puig y en dirección este-noreste siguiendo fites nos dirigimos hacia el Coll d'en Poma, a la derecha del Puig de l'Ofre que tenemos como mojón inconfundible al noreste. El terreno es abrupto, de lapiaz, con grietas y carrizo que las oculta, por lo que la marcha se hace un poco fatigosa. También, sin embargo, pasamos por pequeñas llanuras con tierra donde las 'porrasas' y otras plantas crecen a sus anchas. Dejamos a la derecha las dos subidas conocidas del Pas de na María: el tradicional y el de 'Cavalleria'. Cada vez tenemos mas cerca el collado pero antes de llegar tropezamos con una de esas sorpresas que nos depara alguna vez las excursiones: un catalejo estropeado que en sus tiempos serviría para ver detalles del paisaje. Hemos tardado una hora y tres cuartos desde el Coll des Jou.
Llegando al catalejo a nuestra izquierda está el Coll den Poma y un camino de carro que lo cruza. Lo que queda ahora es pan comido, todo en bajada. Vamos hacia la izquierda, rodeando el Puig de l'Ofre por su ladera oeste por camino ancho para llegar al Coll de l'Ofre (donde merendamos por la mañana). Solo queda desandar el camino hasta llegar a los coches, aunque al llegar al embalse de Cúber, en vez de ir por la orilla de la presa, iremos por la orilla de la ladera de la Serra de Cúber, si bien Pep y Cati nos dejan para bajar por la tubería de Emaya desde la presa hasta Son Ordines donde les recogerán. Ya es habitual en ellos aprovechar y alargar un poco las excursiones que tenemos por esta zona.
A los coches llegamos a las cinco y media, una hora y media después de dejar el Coll d'en Poma. Han sido casi 19 kilómetros con pocas subidas exigentes lo que ha permitido disfrutar del recorrido, del paisaje y de la naturaleza. Además el buen tiempo, aparte del viento, nos ha acompañado.
De CMP Puig des Coll des Jou |
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JLLB Puig del Coll des Jou |
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