La primera parte discurre por las calles de la Colónia de Sant Pere, saliendo en seguida a las pequeñas parcelas con almendros en flor y otros árboles. Cruzamos la carretera y giramos un par de veces hasta encontrar la vaguada del Torrent des Parral. Tomeu nos indica que la excursión no es difícil, pero que hay un par de sitios en el torrente en los que hay que trepar un poco. El camino de carro termina a la altura de un dique para contención de riadas. Cruzamos el torrente y empezamos la subida. No hay sendero definido, pero no hay pérdida posible. Hay que subir por el cauce intentando buscar los mejores pasos entre las piedras y rocas. Las paredes poco a poco se van cerrando y el torrente discurre por un pequeño cañon de altas paredes. Pronto encontramos un pequeño gorg alimentado por una fuente (aunque eso lo vi mas tarde, al escribir esta crónica): la Font des Parral. Salimos a las nueve y veinte de la Colònia de Sant Pere y una hora y 10 minutos después aprovechamos para merendar en este sitio y para ver como el bote de las galletas saladas de Cati vuela por los aires y aterriza en el suelo esparciendo su contenido. Biel, hay que mejorar la puntería.
Al reanudar la marcha se me pasa poner el GPS en marcha, por lo que un tramo me queda sin registrar. Cuando se divide el torrente en dos (por la izquierda asciende el torrent des Parral mientras que a la derecha está el Ribell de na Coc) hay que dejar el torrente, tirando por el centro, por la cresta entre las dos vaguadas hasta llegar a un sendero principal, el que desde la ermita de Betlem lleva al Bec de Ferrutx. Hemos ascendido bastante y ya dominamos bien las montañas lejanas de la Serra de Tramuntana todavía con nieve en sus cimas mas altas, como el Puig Tomir y el Puig de Massanella. Vamos hacia la derecha. A nuestra espalda se ve la ermita de Betlem a la que iremos después. El camino va por una zona mas o menos llana cubierta de carritx y asfodelos. Todas o casi todas las montañas de esta zona son iguales fruto del pastoreo y los incendios. Ya divisamos el Bec de Ferrutx con su largo lomo y su abrupto final en acantilado. A la derecha dejamos el Puig d'en Xoroi y descendemos al Coll d'en Pelat para hacer el último ascenso. La vista de la Bahía de Alcudia con las montañas nevadas al fondo es fantástica. En primer término tenemos los pueblos costeros de Son Serra de Marina y Can Picafort. Poco a pocos nos acercamos a un hito geodésico y a su altura giramos a la derecha para llegar en poco tiempo al Bec de Ferrutx, el mas alto de la zona en la que estamos y al que llegamos a las doce y media. Aparte de la vista de la bahía y de las montañas de la Serra, dominamos también a nuestra espalda las montañas de la península de Llevant, destacando el Puig des Porrassar y la Talaia Freda y al fondo la Talaia Moreia. Cerca de la cima hay un montón de piedras pintadas de colores, que a saber qué querían representar.
Estamos casi media hora admirando el paisaje y haciendo fotos, pero es hora de continuar. Volvemos sobre nuestros pasos por el mismo sendero, dejamos a la izquierda el sendero por el que ascendimos y continuamos por el principal sin hacer caso a otros desvíos. Vamos un poco dispersos, unos cuantos por delante, el grupo principal mas retrasado. Eso sin contar a Xesca que ha tomado carrerilla cual corredor haciendo una ultratrail. Entramos en una zona de bosque y al poco tiempo divisamos la ermita. Hemos dejado atrás las vistas sobre la Tramuntana, sobre las bahías de Alcudia y de Pollença, sobre la península de Alcudia y Formentor y llegamos a los terrenos de recogimiento de la ermita. Así y todo nos ha llevado mas de hora y media desde el Bec de Ferrutx. Tras una breve visita a la ermita y a los alrededores y nos dirigimos después a la Font de s'Ermita (a dos minutos) para comer.
La fuente tiene bastante caudal e incluso parte de ella circula por el suelo. Hay una cisterna en la parte alta de las tierras de labor que también está a tope y el sobrante se pierde ladera abajo. Nos dedicamos a comer, beber, descansar y compartir postres y licores. Sin ser una excursión fatigosa da gusto sentarse 'a la mesa' (nunca mejor dicho) y mas si ésta es de buena piedra. Tras la comida aún nos queda un buen trecho hasta terminar la excursión. Un tramo casi tan largo como el recorrido por la mañana, si bien esta vez todo cuesta abajo o por terreno plano.
Desde la fuente seguimos el camino por el que hemos llegado desde la ermita. En seguida enlazamos con el GR-222, que nos conducirá por un sendero a ratos bien empedrado y a través del Pas des Grau (otro paso estrecho con unos cuantos zig-zags) hasta la carretera que lleva a la urbanización de Betlem. Aquí ya estamos casi a nivel del mar y hasta su orilla nos acercamos para realizar el último tramo de la excursión, bordeando la costa encontrándonos incluso a gente bañándose. No es que haga frío pero tampoco me parece a mi que haga día de nadar. Pasamos por los restos arqueológicos del Dolmen de s'Aigua Dolça (aproximadamente del 1800 a.C.) y haciendo el último tramo por carretera llegamos a la Colònia de Sant Pere a eso de las cinco de la tarde (dos horas después de terminar de comer).
Una excursión muy maja. Con un punto de dificultad en algún sitio del torrente (sin ser peligroso en modo alguno), con poco desnivel, lo que te hace ir mas desahogado de fuerzas (al menos, como a mi, con algo de sobrepeso) y con bellos paisajes que observar. También ha sido larga, unos 20 kilómetros, pero que se han hecho casi sin darse cuenta.
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