A las 9 estamos ya a punto y mientras los chóferes dejan los coches en Porto Cristo y regresan, nos acercamos poco a poco a la playa de Cala Millor. Mientras esperamos hay quien calienta motores en algunos de los aparatos de gimnasia que hay al lado de la playa.
A las diez menos cuarto empezamos realmente la excursión. Será una ruta muy fácil, prácticamente plana. Caminamos por el paseo al lado de la playa que está casi desierta. Nada que ver con lo que habrá dentro de unos meses. Vamos hacia el sur, hacia la Punta de n'Amer que la tenemos delante, y con la Costa dels Pins (que recorrimos el mes pasado) a nuestra espalda. Tras un pequeño tramo de arena poco antes de entrar en el Area Natural, cambiamos el cómodo paseo asfaltado por un sendero de roca y tierra, más cómodo para nuestras botas. Vamos bordeando la costa pero nos desviamos en seguida hacia la Torre-Castillo, donde llegamos a las diez y veinte. Un loro o papagayo, reclamo de turistas, nos da la bienvenida.
Allí descansamos una media hora mientras merendamos y visitamos la torre que tiene una pequeña exposición de las torres de defensa de Mallorca. Tras la merienda nos dirigimos al hito geodésico que hay al noreste de la torre. Andamos entre garriga de ullastre con sendero bien definido. Llegamos poco antes de las once de la mañana y aprovechamos para hacer la foto de grupo. Seguimos en la misma dirección para llegar de nuevo a la costa y, girando a la derecha, ir recorriéndola siguiendo la orilla. Aquí el terreno es más áspero y un poco mas incómodo de andar. Encontramos algunas casamatas del tiempo de la guerra y unas antiguas canteras de marés. Pasamos también al lado de unos prados donde pastan unos caballos y así cómodamente vamos terminando de rodear este Área Natural y entramos en Sa Coma, donde nuevamente pisamos la arena recorriendo toda su playa.
Un pequeño espolón que se adentra en el mar separa Sa Coma y de S'Illot. También lo rodeamos y por un paseo de madera llegamos, tras cruzar por un puente el Torrent de Ca n'Amer, a la playa de S'Illot. Antes hemos dejado a la derecha su poblado talayótico. Seguimos por el paseo hacia el sur todo el tiempo, entre las casas y la costa llegando a Cala Morlanda. El mar está bastante en calma y si no fuera por lo fría que debe de estar dan ganas de darse un baño. Dejamos el terreno urbanizado atrás y volvemos a tener ante nosotros la marina, con su vegetación arbustiva achaparrada por efecto del viento marino. Son las doce y media.
El terreno vuelve a hacerse áspero mientras bordeamos el Caló d'en Rafalino. Así será siempre que estemos cerca de la orilla. Dentro de la garriga hay senderos mas cómodos de pisar. Entre la vegetación encontramos una tortuga mediterránea haciendo su paseo matutino. Al final llegamos a Cala Petita donde paramos a comer. Apenas queda un cuarto de hora hasta llegar a las primeras casas de Porto Cristo, pero preferimos comer aquí, a la sombra de unas matas y a la orilla del mar. Es la una y cuarto y aunque un poco pronto no es mal momento.
Tras la comida, seguimos bordeando la costa y en 20 minutos llegamos a Porto Cristo a las dos y veinte, final del recorrido. Los coches están ahí y mientras van a buscar los que quedaron en Cala Millor, esperamos en un bar comentando la excursión.
El día ha sido fantástico. Soleado pero con una ligera brisa que se agradecía. La excursión, de poco mas de 13 km ha sido un paseo. No todo va a ser subir picos y bajar barrancos. A veces conviene relajarse un poco y andar por el placer de andar.
Y el mes que viene, Jesús estrenará pantalones.
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En este enlace podéis ver fotos de la excursión. En este otro enlace también.