Pasamos la barrera y a los minutos empezamos la subida. El camino es cómodo al estar cementado, pero no por ello es empinado, y en ocasiones muy empinado. Pasamos la posesión de Míner Petit. La mayor parte está en mal estado con paredes y techos caidos. El edificio de la tafona tiene también medio techo caido. A ver si hay suerte y los actuales propietarios hacen que no se pierda del todo este rincón.
Seguimos adelante y nos desviamos a ver la Font de les Cantarelles, una gran bassa que recoge el agua que aflora de las peñas. Pasada la fuente el tramo siguiente es bastante empinado pasado el cual, en las cercanías de El Gravet paramos a almorzar. Hemos andado alrededor de hora y media.
Tras la merienda seguimos la pista un rato mas para desviarnos tras un zig-zag a la derecha fuera de la pista. La entrada de la primera cueva que visitamos no está lejos, solo que un poco escondida en una hondonada con una hiedra en un lateral de ésta. Se trata de la cova de Míner Petit. En apenas veinte minutos llegamos a esa hondonada. En esa hondonada se ve la entrada de la cueva en si. Hay un escalón de un metro o metro y medio que no es difícil de bajar aunque con una cuerda como la que llevamos es más fácil. Bajamos ese escalón y nos adentramos en la cueva. Tenemos linternas y casco para evitar golpes. Vamos admirando las distintas formaciones, muchas de ellas mutilada, y estamos un buen rato paseando por las diferentes salas. Por suerte el suelo no está muy resbaladizo. Tras la visita volvemos a la pista de cemento y continuamos subiendo.
El Coll de Míner está ya cerca, pero nos desviamos a la izquierda hacia las casas de Míner Gran. Un poco después del desvío volvemos a dejar el camino ancho, esta vez por la izquierda para ir en busca de la segunda cueva: la cova Petita de Míner. Vemos unas pequeñas cuevas en la base de un roquedal, pero la cueva que buscamos no es ninguna de ellas (una de ellas es posible que sea la coveta de la Mata). Rodeamos el roquedal por la izquierda y damos con la entrada. También tiene un 'pequeño' escalón para bajar al piso de la entrada de la cueva. La visita es mas corta que la anterior. En ella encontramos unas ollas de barro para recoger agua. A la salida, nos fijamos en una de las piedras de la entrada una fecha grabada en la roca, 'Año 18-1-1930', y una especie de dibujo de una llave. Desde la anterior cueva hemos tardado una media hora.
Tras la visita volvemos a la pista y seguimos en dirección a las casas de Míner Gran. Antes de llegar a ella dejamos por tercera vez la pista ahora por la derecha para acercarnos a la Balma des Tonedors. Es una cueva cerrada con pared seca y con restos de corrales donde seguramente tenían las ovejas. Está a apenas 20 minutos de la última cueva visitada. Tras la visita, y en un pequeño claro cercano, paramos a comer.
Tras la comida regresamos hasta el desvío. De allí subimos al cercano Coll de Míner que pilla a un paso. Desde allí solo nos queda regresar por la pista volviendo tras nuestros pasos, sin desviarnos ya ninguna vez, hasta los coches. Todo de bajada menos algún repecho de subida. No se sabe si es mejor las bajadas o las subidas empinadas. Al final llegamos a los coches tras 2 horas de descenso desde el collado. En total han sido unos 15 kilómetros de andar mas o menos cómodo y con las visitas interesantes a las cuevas de Miner Petit y la Petita de Míner.
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Fotos de la excursión
Más fotos y vídeo (21 Mb) de la excursión. Gracias Jaume.