domingo, 24 de enero de 2010

Vuelta a Mallorca: Coll de sa Gramola - Estellencs

A las nueve estamos puntuales en el Coll de sa Gramola. Toca mover los coches hasta Estellencs y entre la ida y vuelta de los conductores se harán casi las 10. Mientras esperamos, un grupo de ciclistas prepara el equipo para hacer su excursión y también llegan unos seteros con los paners preparados y con la intención de hacer una buena cosecha.
El día ha amanecido frío, encapotado, sin un resquicio de sol y con una preocupante previsión de lluvia que inquieta a casi todos (menos a Jesús, que con optimismo repite que no va a llover, al menos hasta bien entrada la tarde). Nos hemos juntado 31 (incluyendo un niño). Alguno es la primera vez que viene con el grupo. A la hora de salir, Jaume Salom nos explica un poco el recorrido que haremos, indicando que algún tramo se hará por carretera y que dependiendo de las condiciones meteorológicas y del horario es posible que hagamos alguna variante para evitar que se nos haga de noche.
El primer kilómetro lo hacemos por asfalto hasta el camino que se desvía hacia el Pla d'en Valent. Desde allí iremos hasta los Penyals de s'Evangélica donde merendaremos. Pasamos por al lado de las casas de Can Valent y tomamos un sendero que poco a poco va ascendiendo por las laderas del Puig de s'Evangélica. A nuestra izquierda tenemos el valle de Es Ratjolí en primer lugar y toda la comarca de Ses Basses detrás. Alcanzamos Es Corralot, un pequeño collado que separa el Puig y los Penyals de s'Evangélica. El sendero continúa pero nos desviamos hacia la izquierda, casi campo a través (aunque hay alguna fita), con un objetivo fijado que no es otro que el punto mas alto de esa ladera que tenemos en dirección al mar. La subida es algo lenta, intentando encontrar el mejor acododo para nuestros pies sobre el roquedo que tenemos por suelo. En la cima, en una especie de balcón natural (balcón sin barandilla, por cierto) se domina la costa desde el Cap Fabioler, hasta la Punta de na Foradada, pasando por el Puig Roig y la Punta de sa Llova.
Regresamos hasta la carretera desandando el camino. Una vez en ella toca de nuevo patear un trecho de carretera, aunque esta vez salteado con tramos de sendero a derecha e izquierda, no muy definidos en ocasiones, y que nos ayudan a atajar unas curvas en zig-zag.
Poco antes de llegar a los túneles tomamos a la izquierda el Camí de sa Llova con la intención de bajar hasta la Cala de ses Ortigues. El camino es ancho y cómodo y rápidamente vamos descendiendo. Delante de nosotros la cala adquiere todo el protagonismo, con un mar en calma y un agua transparente. Al pasar por segunda vez el Torrent de sa Llova desaparece el camino y bajamos casi de forma directa hacia la playa donde esperamos un poco para reagruparnos. El tramo siguiente será el más delicado, por no decir peligroso, pues toca costear la cala saltando de piedra de piedra hasta llegar a la altura de la Pedra de sa Galera. Menos mal que el mar está en calma por que si no hubiéramos tenido que regresar otra vez por el mismo camino. Lo peor de este tramo estuvo en un pino caído, atravesado y colocado entre dos rocas. La humedad hacía que estuviera mas resbaladizo que el pino de Pollença y más de uno patinó pensando que era un buen lugar donde colocar el pie. Afortunadamente no hubo que lamentar ninguna desgracia.
El tramo se hace un poco duro obligando a hacer uso de las manos para evitar dar un paso en falso. A la altura de la Pedra de sa Galera hacemos una nueva parada de reagrupamiento. La Pedra de sa Galera es una gran roca a poca distancia de la orilla. En una parte de su contorno, y según desde donde se mire, se intuye el perfil de un rostro humano, y viendo las fotos mientras escribo estas notas, me da la impresión de una mujer sentada con la cabeza girada mirando al mar.
Poco antes de un pequeño escar abandonado parte un sendero poco definido al principio pero que en seguida se convierte en un camino de herradura y que en su momento acondicionaron con escalones y barandilla de cuerda. Por él ascendemos rápidamente y en media hora llegamos al Camí Vell d'Estellencs. Durante la subida vemos frente a nosotros, en lo alto de un cerro, Sa Torre Nova, una antigua torre de vigilancia y defensa.
Una vez llegados al Camí Vell hemos realizado la parte mas dura de la excursión. Sigue sin llover, cosa que es de agradecer. A partir de aquí el recorrido será mas suave a ratos por camino y a ratos por carretera. El camino va paralelo a ésta que tenemos a nuestra derecha. El momento cómico de la jornada llega cuando en el desvío hacia Sa Torre Nova encontramos un semáforo adosado al margen del camino y nos reímos con la ocurrencia de quien lo puso ahí. Más adelante, a la altura del Pla des Vicari, vemos a la izquierda la vaguada encajonada del Torrent des Quer y, al fondo, los islotes de Es Faraions. Vamos ahora ascendiendo y el entorno cambia del matorral de brezo y romero con pinos a un encinar húmedo con un tupido sotobosque. Poco antes de llegar al vado del Torrent des Quer, en un desvío que hace el camino a la derecha, hacemos la parada para la comida. Cuando acabamos parece que quieren empezar a caer algo de lluvia, aunque no deja de ser un muy ligero chirimiri. El tiempo aguanta y aguantará durante todo lo que queda del día.
Retomamos la marcha y al poco llegamos a la carretera. Por desgracia no podemos atajar por las casas de Es Grau al ser propiedad privada lo que nos obliga a andar unos tres kilómetros por carretera. El restaurante y el Mirador de Ricard Roca nos salen al encuentro. Seguimos un poco mas por carretera, pasando por el túnel del mirador y unos 600 mas adelante nos desviamos por un sendero a la izquierda por el talud de la carretera. Un corto descenso nos deja de nuevo en el Camí Vell que tomamos a la izquierda y después de tres curvas cerradas tomar de nuevo la dirección hacia Estellencs. La idea inicial era desviarse por el Torrent des Gorgs hacia Cas Xocolater para desde allí tomar un camino de carro hasta Estellencs, pero la bajada por el torrente, al estar las rocas mojadas y siempre teniendo en cuenta la probabilidad de lluvia, podía ser peligrosa, por lo que se desistió de esa ruta inicialmente prevista.
El camino, al igual que antes, no presenta dificultad. De nuevo llegamos a la carretera poco antes del Coll des Pi, donde se encuentra la gasolinera (ahora abandonada por cierre de negocio). Poco después tenemos una primera panorámica de Estellencs desde la carretera y un poco mas adelante, a la izquierda, un camino asfaltado y que forma parte del GR221 nos conduce sin pérdida hasta el pueblo, final de la excursión.
Han sido poco mas de 20 kilómetros por una de las zonas, para mí, poco conocidas de Mallorca. Y lo que es más importante, sin lluvia que nos impidiera disfrutar de la caminata.

CMP Del Coll de sa Gramola a Estellencs


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