Nos hemos reunido 23 personas para hacer la excursión. Vamos subiendo por una vaguada en dirección oeste. No tardamos mucho en parar a merendar en un pequeño collado también con vistas a toda la panorámica anterior. La subida no ha sido fuerte, pero nos ha marcado el terreno que nos encontraremos durante casi toda la excursión: ausencia de caminos o senderos, vegetación de càrritx y terreno cárstico. Esto hace que el andar sea fatigoso y muy incómodo. De momento hemos parado a coger fuerzas que nos harán falta.
Unos veinte minutos después retomamos la marcha ascendiendo hacia un pequeño pico a nuestro oeste y luego hacia el noroeste, en dirección al Puig de Can Groc (el mas alto de la zona). No llegamos a llegar a su cima, la dejamos a la izquierda mientras nos acercamos al acantilado que da vista a la Vall de Ternelles. Se ven los huertos de Ternelles y La Cel·la, la Punta de la Sal (por donde estuvimos el mes pasado cerca de la Font Gallarda). Hacia la derecha vemos al final de la cornisa la mole donde se alzan las ruinas del Castell del Rei. Por la izquierda, a lo lejos, se divisa la silueta del Puig Major, Puig de ses Vinyes y Puig de Massanella.
Como dije, la subida ha sido dura por lo áspero del terreno. Pero aún nos queda un rato de caminata. Continuamos hacia el noreste ahora, dejando la cornisa a nuestra izquierda. Estamos a unos 500 metros de altura y andamos más o menos en llano, que no quiere decir que no tengamos que sortear continuamente piedras y matas de carrizo haciendo que sea un constante sube y baja. Al cabo de un rato, el Coll de Cuixac nos sale al paso. Desde donde estamos tenemos que hacer una fuerte bajada hacia el collado y luego una subida por la ladera opuesta, también muy empinada; tanto la bajada como la subida recubiertas por un hermoso tapiz de carrizo. En el collado los primeros del grupo esperan a los rezagados para emprender la subida juntos. Aunque no deja de ser un espejismo, Jaume tiene un andar muy ágil y no pierde su 'marcheta' y al poco tiempo el grupo ya está otra vez estirado.
Superada la ladera vemos ya el pico de Cornavaques a lo lejos. Otra vez vamos más o menos por llano. Hay un par de bajadas y subidas con otro collado herboso con una pared de partió que recorremos dejándola a la izquierda. Pero al final llegamos al hito geodésico del pico. Tenemos prácticamente enfrente el Castell del Rei. En el castillo se ven las paredes que flanquean su lado oeste, con la puerta de entrada. Por encima se ve alguna antigua construcción, pero poco más desde donde estamos. A la derecha del castillo, vemos también Cala Castell entre Punta Topina y Punta Galera. Hemos llegado casi a la una y media y aprovechamos para hacer la parada para comer.
El Castell del Rei es uno de los castillos roqueros de Mallorca. Sus orígenes se remontan al siglo XIII, aunque hay también registros que en la época de dominación romana podría haber una fortificación de defensa. Hoy en día está muy deteriorado. Su visita además está muy controlada pues solo dejan pasar a unas 20 personas cada día.
Tras la comida, unos tres cuartos de hora mas tarde, bajamos por la ladera sur por la vaguada del Torrent de les Parres (que desemboca en Cala Castell). Dejamos la vaguada y caminamos por la arista del lado derecho del torrente. Vamos hacia el este en un sube y baja que nos llevará hasta la salida del Pas dels Pescadors que posibilita la salida desde el camino de Cala Castell. Desde lo alto del acantilado vemos apenas la salida del paso, una estrecha cornisa aérea. Más allá, más abajo, no se aprecia si es o no más complicado. Por lo que cuentan los que lo conocen, la parte más complicada es precisamente esa que se ve. También se ven casi en frente Punta Topina, Cala Castell, Punta Galera y Cala Estremer. El desnivel impresiona pero las vistas son espléndidas. Que se lo pregunten a Biel que se puso a hacer 'planching' en una roca al lado del precipicio. Terminamos de crestear hacia el Puig de l'Aguila. Pronto empezamos a divisar Cala Sant Vicenç y el camino se hace mas suave. Y digo camino pues ahora hay un atisbo de camino o sendero. Hasta ahora apenas hemos visto nada que podamos definir como tal. Se nota que está más transitado, de hecho empezamos a ver gente paseando por los alrededores. Al poco rato vemos un agujero en la tierra. Es un uno de los emplazamientos de antiguas baterías defensivas. Hay otras dos por los alrededores. Un poco mas adelante llegamos al Camí de Coves Blanques que accedía de Cala Sant Vicenç a esas baterías y donde encontramos a nuestra izquierda, según bajamos por el, un túnel escavado en la roca que se empleaba como polvorín.
Desde la cima de Cornavaques hemos tardado unas dos horas aproximadamente. Sólo nos quedan unos 30 minutos hasta llegar a Cala Sant Vicenç y terminar la excursión. Ha sido muy dura a pesar de ser corta en cuanto a kilómetros, entre 11 y 12. Pero también muy agradecida por los paisajes y el entorno por el que ha discurrido.
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