Camí de s'Arxiduc

Partimos callejeando por Valldemossa en dirección al camino de subida hacia el Pla des Pouet, dentro de la llamada "Muntanya del Voltor". Poco antes de la Font de s'Abeurada, pasamos por la caseta del guarda. Tenemos reserva por lo que los 15 podemos pasar sin problema. Nos desviamos hacia la fuente y nos viene el guarda indicando por donde se ha de ir. "Solo hemos ido a ver la fuente" le decimos. Seguimos subiendo por el camino ancho hasta llegar al altiplano cruzando un portillo. Nos reagrupamos y vamos al pouet a descansar y merendar. De camino vemos trampas en los árboles de las que desconocemos su función. ¿Quizás por el banyarriquer?.
Tras la merienda tenemos un despiste y nos dirigimos directamente hacia el Coll de Son Gallard, en vez de ir por el mirador de Ses Puntes o de Can Costa. Nos perdemos un tramo de vistas que, viendo como está el día de niebla, igual no ha sido tanta pérdida. Llegamos al collado y volvemos a agruparnos y decidimos acercarnos a la Caseta de l'Arxiduc a la que llegamos rodeados de niebla que nos impide ver el paisaje.
Volvemos al collado y de allí vamos a la Cova de s'Ermità Guiem, que fué último refugio eremítico de Mallorca. Recorremos los distintos espacios de esta cueva donde aún se respira un poco de la paz y recogimiento que tuvo antaño. La última vez que estuvimos la encontramos mas habitable, incluso con libros y cuadernos y en un estado mas limpio de lo que ha hemos encontrado hoy. Lástima.
De allí emprendemos el Camí de s'Arxiduc propiamente dicho ascendiendo a orillas de las Cingles de Son Rul·lan. Por suerte se ha despejado un poco y ya vemos la marina de Valldemossa, Sa Foradada, la costa de Deià y un poco del puerto de Sóller con la Torre Picada. De todas formas, la niebla nos quita gran parte de la belleza del entorno. Seguimos el camino hasta llegar a una gran fita donde nos desviamos a la izquierda (hacia la derecha iríamos hacia Es Caragolí y el Pla des Aritges). Es el inicio de la bajada hacia Deià. Estamos ya en el GR-221 y cuando empieza la bajada fuerte encontramos carteles de tener cuidado para no hacer acantilading. La bajada es dura, por la carga en las rodillas, pero guapa al estar rodeados de encinas con algún claro que nos deja ver un poco el paisaje.
Abandonamos el encinar y pasamos a las antiguas marjades hoy en día bastante abandonadas. El camino se suaviza. Dejamos a la derecha el desvío hacia el Castell del Moro, al que fuimos en una excursión familiar este año, y al poco pisamos asfalto que ya no lo dejaremos hasta llegar a Deià. Allí esperamos al bus que nos llevará de nuevo a Valldemossa.
La excursión siendo conocida no por ello deja de ser fantástica e impresionante. Y de haber tenido un día despejado habría sido mucho mejor. Son de esas excursiones que se pueden hacer cuando ha entrado el calor, pues mucha parte de ella discurre entre bosque que es de agradecer. En total han sido unos 14 kilómetros según lo indicado en el GPS.

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Fotos de la excursión